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miércoles, 24 de marzo de 2010

La ventana 2

En una ocasión un productor de cine propuso a sus guionistas que le resumieran los guiones en una frase. El primero de ellos escribió esto: "Una mujer joven de provincias se casa y se aburre, se enamora de un hombre apuesto y guapo y termina suicidándose." Cuando terminó de leer la frase el director le dijo al guionista: "Amigo mío, no quiero hacer una película sobre Madame Bovary".

Éste quizá sea un ejemplo inocuo de sugestión. Nosotros somos productores y directores de nuestra vida y no tenemos grandes proyectos. Sin embargo, estamos sometidos a todo tipo de sugestiones. Desde el bochorno de la publicidad cotidiana hasta el esnobismo patético de la última teoría filosófica o estética.

Con estas últimas pasa lo mismo que con las teorías científicas. Una vez que han sido aceptadas por unos cuantos, un número indeterminado de prosélitos se encargan de que lleguen hasta los rircones más insospechados. Ya sea para explicar una obra nueva o un texto que acaba de salir como para lanzar las propuestas más peregrinas. Es decir, todo está peestablecido en la famosa teoría y algunos defensores son tan grotescos que llegan a parecerse a predicadores americanos. Pero ¿cuánto suele durar esto? El tiempo acaba haciendo el hueco necesario para que la sugestión del principio sea menos apasionada y la teoría se derrumba poco a poco hasta que cae en el olvido. Me gustaría saber si el lector, puesto que ya debe saber que puede mandar su opinión cuando quiera, ha sido víctima alguna vez de este fenómeno. Si ha seguido alguna teoría durante algún tiempo y luego se ha desengañado. Yo mismo he sido víctima en numerosas ocasiones pero llegó un momento en que ya no me divertían.
Fernando Martínez, Amano 2 (1996)

martes, 23 de marzo de 2010

La incomprensible inmunidad del chirimbolo

por Laboratorio de Signos

Cuando estos fartificios cayeron sobre la ciudad como lluvia rancia los expertos de El Laboratorio advirtieron que se trataba del soporte ideal para la emisión de miasmas grafiteras de todos los colores. Otros componentes del mobiliario urbano se contagiaron con rapidez de esta plaga o sarpullido siniestro capaz de adaptarse a todos los planos de ruptura del paisaje urbano. Ninguno de ellos poseía características tan adecuadas para ofrecerse como las víctimas propicias del crimen cultural por excelencia: solidez, visibilidad, imposición política, fealdad incluso. Los ya famosos chirimbolos eran peleles del poder, pantallas donde encajar buenas masas de frustración. Pero mientras en la prensa se los atacaba con dureza y los trazadores oficiales de signos andaban preocupados en defenestrar y lamentar la garrulada, los chirimbolos sobrevivían incólumes e inmaculados. Alguno de ellos fue testigo directo del atentado de Aznar y aún sigue allí para contarlo.

Desde el punto de vista del perceptor de estos mensajes no hay razones que expliquen semejante sacralización y fortuna. El grafiti invade las calles, especialmente en verano y en épocas de crisis sociopolítica, De hecho quedan hoy pocas superficies en Madrid que no exhiban su marca, pero El Laboratorio no pudo aportar ninguna prueba que confirmase su teoría. Semejante ridículo predictivo reclamaba una explicación convincente y El Laboratorio cree haberla hallado en lo que llama las razones del emisor. El grafitero posee un sentido del espacio, esto es pinta espacios con sentido. No amenaza a la pared, sino que a sus ojos la dignifica y la hace suya. La elección del punto donde trazará su marca sigue cánones efectivos o de política interna del grupo: identifica el paisaje donde creció o se divirtió, por feo que fuere o precisamente por ello; el lugar socialmente significativo y los puntos frecuentemente vigilados son un aspecto de prestigio. Esto es así no sólo para los grafitis “de marca” tipo Muelle, sino incluso para los que poseen significado ideológico. Desde este punto de vista, ¿qué afecto despertarán semejantes criaturas de otros tiempos aparecidas de extraños juegos de manos derechas de la noche a la mañana? ¿Qué prestigio aportarán en su abundancia y desmesura? Los chirimbolos que invaden Madrid no han sido reconocidos ni integrados, no forman aún parte de la ciudad y no son valorados como objetivo. Los grafiteros de toda laya y color les han hecho el vacío, y esta condena resulta más espectacular que los berrinches de cualquier columnista de El País.
Amano 2 (1995)

sábado, 20 de marzo de 2010

No escribas nunca en callejones sin salida

por Luis Navarro (Amano 2, 1995)

El movimiento de "grafiti" en sus manifestaciones contemporáneas se originó en Nueva York a principios de los 70 de la mano de los sectores económicamente marginados, como los colectivos de inmigrantes negros y latinos. A través de la extensa red suburbana de transporte se difundió al resto de la ciudad como una amenaza, y de allí, por canales analógicos, al mundo entero. En Madrid, el movimiento irradió desde los barrios de la periferia sureña y muy pronto estableció su cuartel general en Azca, en un barrio económicamente privilegiado y producto por excelencia de la planificación moderna del espacio en esta ciudad y de sus lóbregos resultados.

El grafiti, debido fundamentalmente a la imposibilidad de su comercialización y a las fuerzas pulsionales no racionalizadas que lo alientan, esconde en sus procedimientos de acción un enorme potencial de intervención expresiva utilizable para la desestabilización y la transformación de la sociedad. Como escritura, se trata de un modelo de intervención directamente implicado en la acción. Como pintura, deconstruye y parodia los principios estéticos del buen gusto que rigen en los museos, llevando a su límite extremo los planteamientos de las vanguardias.

Más o menos tolerada, la pintada siempre ha sido susceptible de persecución, de donde se deriva uno de sus rasgos más importantes: la espontaneidad. La pintada surge del sujeto o grupo social marginales sin la mediatización de presupuestos ni censuras externos.

La recepción social de este fenómeno ha venido siendo de un rechazo ciego. Y es ciego porque no sabe a qué se enfrenta. La utilización de un lenguaje cargado de connotaciones violentas, la ausencia de referentes conceptuales en sus mensajes reducidos a la mínima expresión de una marca personal y el funcionamiento clandestino de sus agentes crean en el burgués una suerte de temor ante lo incierto, lo extraño, lo peligroso e invisible, que no tiene nombre ni lugar, pero que de alguna manera reconoce como generado de sí mismo. La violencia gratuita, el vacío de valores, el escándalo como único estímulo a la expresión antes que el sentido mismo de su protesta se exponen en las paredes ante la omnipresente "clase media" como un espejo de su propio vacío. Esa plaga subterránea que se extiende en forma de otro, extraño, extranjero, ya no es tal realmente, sino un tumor propio, una enfermedad generada por el propio sistema (la temática del "virus", con connotaciones tanto informáticas como orgánicas, ha sido recuperada por algunos grafiteros).

grafiti de "Los Reyes del Mambo" en Azca (Madrid)

Es esa misma internalidad lo que la hace indigerible para el propio sistema. Para ése no existe mejor crítico que el espejo, la imagen retornante de lo reprimido. El problema es que el espejo, por sí sólo, no puede cambiar una imagen. Este “silvestrismo urbano" no es un producto natural, sino un mutante propio de civilizaciones extensas y anónimas. Y por más que quiera sacudirse el conocimiento, no podría hacer lo propio con la represión que éste genera. Y aquí es donde hay que apuntar que el grafiti marginal relacionado con los nuevos movimientos juveniles y musicales se limita a reproducir en una escala simbólica todos los defectos del sistema que los genera. Me limitaré a señalar tres:
  1. Búsqueda de la preeminencia narcisista del propio estilo. La evolución de la pintada clásica al grafiti revela un vaciamiento de significados parejo a lo que se ha dado en llamar "fin de las ideologías". Del concepto se pasa a la forma para definir la propia identidad, y mientras desaparece el sentido la forma se complejiza y decora con relieves, sombras y brillos multicolores en las llamadas potas.
  2. Competencia por el espacio. El análisis del funcionamiento interno del colectivo de pintores de graffíti expresa otro reflejo social capitalista en la lucha por dominar el espacio e imponer repetidamente la propia marca sin ningún repunte creativo ni subversivo.
  3. La violencia que expresan las pintadas es otro reflejo de la violencia social que respiran, inoculada por la televisión y la segregación social. La creación de enemigos imaginarios es una constante socialmente sostenida cuyo único fin estriba en mantener viva la violencia y que distrae acerca del verdadero mal que denuncian.
Los tres reflejos apuntados parece que hablan en favor de una inclinación a reproducir la sociedad en un plano simbólico, tal vez el de los espacios muertos de los muros, más que a una crítica efectiva de la misma, lo que tal vez pueda servir para canalizar frustraciones mediante actos rituales, pero no para cambiar una realidad degradada que ha terminado degradando al sujeto generacional. Parece que a la explosión de las vanguardias, producto de un exceso que parte del sujeto y se propone eliminar barreras establecidas, ha seguido una implosión sobre el sujeto en el grafiti y movimientos parejos; si entonces la presión significante partía desde el sujeto y se ejercía sobre la realidad, parece que ahora la presión de lo dado socialmente oprime al sujeto hasta provocar una implosión narcisista y vacía.

Existe aún un peligro mayor que amenaza al grafiti en cuanto que modelo de acción expresiva, y estriba en el tratamiento teórico que se hace del grafiti como "arte". Muchos grafiteros se declaran "artistas" y no siempre con el conocimiento previo de lo que significa esa palabra en su contexto histórico. Al fin y al cabo Muelle no intentó engañar a nadie con esa identificación; trataba de convertir su firma en marca comercial y no aspiraba seriamente a introducirla en los museos (hoy algunas de sus obras han sido convertidas en monumentos, como algunas obras de Duchamp cuyo sentido estaba en dejar de serlo). Se escriben libros y artículos de revista donde se indagan sus motivaciones antropológicas y estéticas. En EE.UU. los grafiteros agrupan en asociaciones que, como la United Graffiti Artists de Hugo Martínez, pretenden conquistar las salas en equipo. Haring es crucificado en las asépticas paredes de La Caixa y se le identifica con el Cristo del sida. Almodóvar no acoge humildemente el grafiti emitido en la calle con un ojo en la retaguardia, sino que realiza un encargo para su última película y, de paso, inmortaliza al artista contando la anécdota. En cierto modo, el grafitero que aspira a su condición de artista resulta retrógrado respecto de aquel otro que no renuncia a identificarse, dentro de la jerga, como "criminal".

Fachada del Centro Social David Castilla de Tetuán (Madrid)

martes, 16 de marzo de 2010

Formas previas de activismo estético

Hacia 1984 funcionaba por Madrid una agrupación de performances callejeras que actuaban bajo el nombre de OBRA/ABRE (Raúl Rodríguez, Javier Codesal, Rafael R. Tranche) y que proponían el cultivo del arte terrorista como una fórmula de acción estética superadora del lenguaje autocomplaciente de uso y consumo (tal vez el de la declinante Movida). Esta fórmula consistía en la escenificación de un signo con una lectura profunda subversiva en un espacio marcado. Consiguieron inscribir tan aparatosa etiqueta en el número 44 de La Luna, en una delirante entrevista en tonos dadá donde arremetían confusamente contra la Cultura (en abstracto) y trataban de desordenar palabras para definir su propósito:
"Estamos haciendo emerger la creación de un modelo de arquitectura que existe en la calle. Grita hasta perder la voz. Porque la bestia que veíamos en todas las cosas se ha vuelto subjetivamente entera. Como aquellos viajes organizados en los que extraviábamos a los clientes. No obstante, traficamos con lo esquizofrénico, sin control y poder perturbadores, desde el momento en que el empeño es locura y no ambigüedad. Y que conste que no somos gilipollas. Sin astucia. Sin habilidad. Sin capacidad para fagocitar secretos. Estamos completamente alejados de la permisibilidad, del diagnóstico, de los iluminados, de la interacción, de las circunstancias. ¿Es que nos van a cuidar como pacientes de esta cultura catatónica?".
La revista citada recogía tres de sus intervenciones, entre ellas la ubicación de un televisor en el nicho de un cementerio y se apuntaban maniobras verdaderamente divertidas, "como cuando llenamos de piojos el Reina Sofia". Sin embargo, la cosa no cuajó en los ámbitos artísticos: "Porque somos contradictorios y a veces, aunque queramos, no nos crece. Además el academicismo es una defensa ante la contradicción. Lo mejor de estos años es que el arte ha aceptado la mentira. Eso es morder el flujo de tu ano". Desde lejos, parece el inútil boqueo agonizante de una línea estética que trata de recuperar su poder de subversión.

Después vinieron los años del desarrollismo y el diseño, en los cuales era difícil hacer algo con cierta entidad sin recibir una subvención y en que se fabricaron remesas enteras de ídolos de paja, pintores, escritores y poetas lanzados en serie por generaciones para satisfacer a un público que quería refinarse y ascender socialmente. No había lugar para el silvestrismo ni la independencia estética. España se adaptaba al modelo occidental de lo espectacular integrado que hacía apuntar a Debord:
"Desde que el arte ha muerto se ha vuelto extremadamente fácil disfrazar a los policías de artistas. Cuando las últimas imitaciones de un neodadaísmo resucitado tienen autoridad para pontificar gloriosamente en los medios de comunicación y por tanto también para modificar un poco la decoración de los palacios oficiales, como los locos de los reyes de pacotilla, puede verse cómo, simultáneamente, se garantiza una cobertura cultural a todos los agentes o similares, de las redes de influencia del Estado." (DEBORD, Guy, 1988: Comentarios a la sociedad del espectáculo, Anagrama, 1990),
Tras el paréntesis del pre-92 y la entrada en una época de recesión económica y de auténtica crisis sociopolítica estamos asistiendo a una segunda ola de independencia estética, en cierto modo configurada desde arriba para desarrollar espacios de posible desmarcaje institucional de los artistas. Así, lo independiente se convierte en una etiqueta: lo indie, cuyo concepto puede degustarse adquiriendo el último número de El Gran Musical con CD de regalo. El sistema ofrece simulacros y contratipos para integrar la disconformidad dentro de sus regiones en una situación de crispación, pero no puede evitar que de esa misma crispación emerjan modelos verdaderamente críticos.

La Fura dels Baus retoman la idea de la intervención-performance callejera para denunciar el tratamiento catastrofista que dan a la cultura los medios de comunicación mediante la instalación de varios ataudes en la calle Preciados de Madrid (1994). Un director novel prefiere gastarse las 60.000 pts. que le cobran por proyectar su cortometraje en salas comerciales en proyectarlo en plena plaza de Callao. No vamos a ser ingenuos y a pensar que ninguno de estos dos gestos comportan una actitud subversiva: los primeros promocionaban así su espectáculo "Noun" y el segundo sabía que lograría así, y no de otro modo, una página impar de El País. Pero son estrategias a seguir tal vez desde otros contextos y en todo caso significan la punta del iceberg de un modo de acción estética que se extiende desde proyectos como la Zentral de Arte Subversivo de Granada, el Laboratorio Turón de Asturias o Industrias Mikuerpo de Madrid, así como de modos de acción que no se proyectan en lo artístico, pero que poseen implicaciones políticas, como la contrapublicidad.

sábado, 13 de marzo de 2010

Grito de luna

Corpá, poeta experimental de Toledo que editaba la legendaria revista de originales Piedra Lunar, cuyo último número nos envió, fue nuestro iniciador en el mundo del arte correo y quien nos contó cómo funcionaban las cosas. Recordamos en particular aquella observación práctica (pero con connotaciones más amplias) que nos advertía: "recibirás en la medida en que entregues". Aquí vemos cómo las fotocopias ya estaban pidiendo un scan.


Corpá, en Amano 2 (1995)

jueves, 21 de enero de 2010

La vida como fracaso, la historia como acumulación de ruinas

Texto de Ana Lucas incluído en el nº 2 del fanzine Amano (1995)


Para Benjamin la auténtica filosofia está más próxima a la actitud contemplativa del artista que al resultado de un proceso deductivo sin lagunas. La filosofía, si aspira a permanecer fiel a su forma, debe atenerse a la "exposición de la verdad", y ésta sólo se alcanza mediante la contemplación de la estructura discontinua del mundo de las ideas. El método filosófico por excelencia es el "rodeo", "interrupción del pensamiento". Esta incesante detención del pensamiento en su ir y volver posibilita y fija la exposición de la verdad, entendida como la "contemplación de las ideas", fragmentos de pensamiento ajenos a las deducciones. Al igual que un mosaico, compuesto por innumerables teselas, la contemplación filosófica también yuxtapone elementos aislados y heterogéneos, resaltando el valor del trabajo microscópico.

El contenido de verdad se muestra en el estudio de lo pormenorizado, a partir del cual podemos abordar el proceso intelectual en su conjunto. Su interés por elementos aislados, dispersos y heterogéneos centrará tanto su atención en la alegoría como en la exposición de las ideas. No debemos olvidar que el término "emblema" deriva del verbo griego
emballo, que significa "incrustar", y en esa dirección apunta la obra de Benjamin, donde todo queda ensamblado formando un delicado trabajo de marquetería. El amor hacia la alegoría -equivalente en el reino del pensamiento al devenir ruinoso de las cosas- se manifiesta en las "imágenes del pensamiento" de dirección única, que han reemplazado a las ideas del drama barroco para reforzar una filosofía formulada en imágenes -filosofía de la mirada- pero, que, como las ideas del drama, siguen siendo mónadas. En el drama barroco, la idea es mónada. Al igual que Leibniz insiste en su Discurso de la metafísica (1686) que en cada una de las mónadas se dan todas las demás, Benjamin sostiene que la idea es una mónada y, por tanto, contiene la imagen abreviada del mundo. Ésta es la razón por la cual las ideas -las madres fáusticas de los fenómenos-, al ser consideradas mónadas en su confrontación histórica con la categoría de "origen", siempre responderán a un intento de restauración del mundo, planteamiento que le permite a Benjamin trasladar los recursos metodológicos del "tiempo estético" al "tiempo histórico". De hecho, así queda magistralmente expresado en el contenido de la Tesis XVII:
"[…] No sólo el movimiento de las ideas, sino también su detención, forma parte del pensamiento. Cuando éste se para de pronto en una constelación llena de tensiones, le propina a ésta un golpe por el cual cristaliza en mónada. El materialista histórico se acerca a un asunto de historia únicamente, solamente cuando dicho asunto se te presenta como mónada. En esta estructura reconoce el signo de una detención mesiánica del acaecer, o dicho de otra manera: de una coyuntura revolucionaria en la lucha en favor del pasado oprimido […].”
El alcance de su procedimiento consiste en que la obra de una vida está conservada y suspendida en la obra, en la obra de una vida la época y en la época el discurso completo de la historia. "El fruto alimenticio de lo comprendido históricamente tiene en su interior al tiempo como la semilla más preciosa, aunque carente de gusto”.

La existencia fugaz de los seres
y de las cosas configuran la visión melancólica que el hombre del barroco tenía de la historia como un incesante "paisaje primordial petrificado". De esta misma visión participará nuestro autor, para quien la historia es la acumulación de ruinas sobre ruinas que se alzan hasta el cielo, desde donde pueden ser contempladas como el resultado de una única catástrofe. También la alegoría, imagen del pensamiento, muestra el acaecer ruinoso de las cosas como la imagen abreviada del mundo reducido a escombros, pues al igual que ocurre en la esfera de las ideas, en cada alegoría resuenan todas las demás. En esta filosofía en imágenes, la vida y la muerte están indisolublemente unidas. No sólo la una da paso a la otra, sino que como la cara y cruz de una misma moneda, la vida se precipita en la muerte y en ésta quedan las huellas fosilizadas de aquélla, tal y como nos muestra una de las "imágenes del pensamiento" que construyen la calle-libro de Dirección única:
"Lenguaje incomparable de la calavera: la inexpresividad total -la negrura de las cuencas- unida a la más salvaje de las expresiones -la sonrisa sarcástica de la dentadura-".
Para Benjamin las ideas son la "interpretación objetiva" de los fenómenos. Pero ¿en qué consiste dicha interpretación objetiva cuando la fugacidad de la conversación es el testimonio de un presente condenado a ser eternamente pasado y expresa, desde la esfera del lenguaje, la caducidad de la vida, condenada a la muerte? ¿O se manifiesta desde la misma transitoriedad de la vida como "paisaje primordial petrificado"?

Desde muy joven, Benjamin fue consciente de esta fugacidad a la que todo está sometido. Ya en una carta escrita a su amigo H. Belmore a finales de 1916 -fecha especialmente significativa por su conmemoración histórica- le comenta: "Lo auténtico permanece: es ceniza". Su teoría del lenguaje, su estética y su filosofía de la historia heredan este mensaje. Benjamin elabora una estética de la caducidad que te permite pasar del "tiempo estético" al "tiempo histórico" y desde este último construir una filosofía de la historia que procura salvar, partiendo de la inmanencia, la falta de plenitud de lo acontecido a la luz de la redención-revolución. Esta búsqueda de la plenitud -secularización de la justicia divina- en la eternidad del instante presente y revolucionario de la jetzzeit pretende hacer justicia al pasado oprimido, rescatando su verdad desde los escombros de la historia, procurando que la restauración de la plenitud sea posible ahora.

La imagen tensional de la calavera que a la presencia rotunda de la muerte, expresada en la negra ausencia de su mirada, opone la sonrisa burlona de la vida, petrificada en su dentadura, nos deja entrever el incuestionable binomio de una nada que fue algo, de un todo que es nada. Y esta imagen del pensamiento me lleva a relacionar entre sí dos ideas: esquema y esqueleto. La una se desarrolla en la esfera del lenguaje y la otra en la esfera de lo real. Me interesa desentrañar este tipo de relación, porque a partir de ella puedo mostrar plásticamente la secreta conexión existente, en la filosofía de Benjamin, entre idea, alegoría y cosa. Si para Benjamin la idea es la interpretación objetiva de las cosas y las cosas son caducidad, es lógico que llegue a la conclusión primera -de la cual surgirán todas las demás que vienen a expresar lo mismo- de que "lo auténtico permanece: es ceniza".

A su vez, Ortega y Gasset define a la idea como un esquema. En sí mismo, un esquema es el fundamento de una realidad expuesta en sus puntos esenciales o el fundamento de un discurso dispuesto o vertebrado a partir de sus elementos principales, de la misma forma que el esqueleto es el fundamento y soporte del cuerpo físico. Pero en definitiva, ¿qué es un esquema? Un simple esbozo, unos pequeños apuntes, en resumen nada, al igual que el esqueleto, apuntalamiento de nuestro cuerpo, es en última instancia, polvo, ceniza y nada. Y la acumulación de tantos restos, de tanta injusticia perpetrada en la historia, ya sea en forma de ideas olvidadas o de seres oprimidos, reducidos a cenizas, es lo que Benjamin pretende desempolvar y rescatar a la luz del recuerdo, pasando a "la historia el cepillo a contrapelo", es decir, desde la actualización de lo que fue vencido y condenado al olvido.

Pero volviendo al poder magnético que sobre él ejercieron los objetos, debemos tener en cuenta su espíritu aventurero, de viajero solitario, dejándose llevar por el azar laberíntico del callejear y curiosear. Esta actitud es semejante a la aventura emprendida en sus paseos filosóficos a través de los libros y de la escritura.

Para Benjamin el acto de pensar y escribir es una acción detenida, similar a la que realizamos cuando nos detenemos en nuestro caminar a contemplar y mirar las cosas. Cuando alcanzamos la contemplación de una idea nuestra mente se ha detenido, de la misma manera que nuestra mirada se detiene cuando se posa sobre algo para contemplarlo. En la filosofía benjaminiana, mirar y meditar, o a la inversa, suponen la manifestación de un mismo proceso: la detención de nuestro pensamiento ante la exposición de una idea que surge de pronto. Este mecanismo, que constituye la esencia primordial de su filosofía de la mirada, nos pone de manifiesto el antisubjetivismo de Benjajamin, para quien las cosas se convierten en paisaje, en posibilidad de visión, tal y como ha destacado F. Desideri. Personalmente, comparto esta brillante teoría, la cual me trae a la memoria la proximidad del pensamiento de Benjamin con el A. Machado de Los complementarios, que le lleva a escribir: "sólo recuerdo la emoción de las cosas". La pasión que en Benjamin despiertan los objetos le hará ir, en mi opinión, incluso más lejos que al poeta sevillano, pues mientras que para éste la autoafirmación de nosotros mismos, de nuestra identidad, nos la otorga el reconocimiento del otro al mirarnos -recuérdese el verso: "Los ojos por que suspiras / sábelo bien / los ojos en que te miras / son ojos porque te ven"-, para Benjamin son las propias cosas cuando nos miran las que nos constituyen en sujetos.

Este talante me hace entender a Benjamin como un alma gemela de Baudelaire, poeta al que dedicó no en vano una buena parte de su obra y con quien comparte una misma melancolía. Tales afinidades se nos revelan, a modo de ejemplo, en el segundo párrafo del poema titulado por Baudelaire "Le confiteor de l'artiste", perteneciente a los Petits Poémes en prose (“Le Spleen de París”):

Gran delicia la de aquel que baña su mirada en la inmensidad del cielo y del mar! ¡Soledad, silencio íncomparable del azur! Una pequeña vela temblorosa en el horizonte, y que por su pequeñez y su aislamiento imita mi irremediable existencia, melodía monótona del oleaje, todas esas cosas piensan por mí, o pienso por ellas (pues en la grandiosidad de la ensoñación, el yo se desvanece. Rápidamente); sí piensa, he dicho, pero musicalmente, y pintorescamente, sin argucia, sin silogismos, sin deducciones".

También en Benjamin la cosas pensaban por él y él pensaba por ellas, alejándose del mundo de las deducciones. Este poema es una muestra excelente de cómo entendía Benjamin su relación con las cosas, la experiencia irrepetible y única del aura de las cosas en su convivencia íntima con ellas.



Texto: Ana Lucas

Imágenes: Miguel Sotos

Amano # 2 (Madrid, industrias mikuerpo, 1995)


sábado, 19 de diciembre de 2009

Amano 2

formato carpeta con gomas, contenidos sin encuadernar

portada y contraportada de Miguel Sotos

diseño de César Otero

viernes, 4 de diciembre de 2009

Gore


iaculatio nigra

La serie Gore firmada por Ninguno, compuesta por diez planchas de cartulina blanca sobre las que se ha ritualizado una masacre de bolígrafos bic, pone de manifiesto que la diferencia entre disponer los materiales de una forma premeditada y ajustada a unas cifras de sentido y extenderlos sobre el soporte siguiendo las leyes del azar o del instinto no estriba en el resultado, sino en el procedimiento. El líquido pregnante y los mecanismos por los que dimana estaban construídos para ser utilizados como instrumentos para trazar signos con significado. Al ser manipulados exteriormente y tratados como materiales sobre los que reproducir la forma los encontramos hoy igualmente significativos, pues no otra cosa proclaman ya las palabras que su propia letanía y su vacío. Que éste se haya expresado así, y no bajo la forma de un discurso hueco como el tiempo que llevó componerlo, habla sobre todo de una concepción diversa de lo económico.

Del mismo modo, cuando se nos descargó el cartucho de la impresora y vimos quince revistas mezcladas dionisíacamente en un charco de tinta, descubrimos que no se diferenciaban tanto de las formas con que la fotocopiadora interpretaba las refinadas texturas de Artesaldo. Era igual, exactamente lo mismo, salvo en un aspecto: aquello no se podía vender. Ni con la legitimación del esfuerzo ni con la desesperación del que despierta en lo mejor del sueño.

Amano # 2, 1995

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Acción estética Acción postal Adolfo Marchena Aeron Bergman y Alejandra Salinas AIR Aitor Onaindía Al-Ma Alabastro Alan Turner Alberto Conderana Alejandro Thornton Amador Savater amanita Amano 0 Amano 1 Amano 2 Amano 3 Amano 4 Amano 5 Amano 6 Amano 7 Amano 8 Amano 9 ambos Ana Lucas Ana Ortega Andrés Morte Angela Serna Anki Toner ANNA ANO Antonio Cantarero Antonio Dantas Antonio Gómez Antonio Langoyo Antonio Nelos Antonio Orihuela Antonio Pérez-Cares Añino Archivo Situacionista Hispano Arte Correo Arte Marrón Arte por fotocopia Artesaldo Asger Jorn Asociacione Psicogeográfica de Bologna Barry Smylie Bartolomé Ferrando Basilio Rivero Bertold Brecht Bill Brown Blues Visto Bob Jones BOEK Buitre No Come Alpiste Bureau Of Public Secrets Carles Hac Mor Carlos Barona Carlos T. Mori Carmen Cámara CCPLNDVCTDE Cecilia Cruz Olivares César Figueiredo César Otero César Pesqueras César Reglero Chema de Francisco cine citas y referencias Clemente Padín Coe Col.lectiu Reçerca collage cómic e ilustración Coordinadora de artistas kontra el Arte Corpá Cristina R. Alcalá crítica cultural crítica social Cuadernos Itinerantes Damego Dana Crane Dave-Baptiste Chirot decolage Demon Lugman deriva Dirk Schwarze Domingo Mestre Dorian Ribas Marinho Dragan Zivancevic Dug Brent E. A. Graphix Edgar Prodeo Edgardo-Antonio Vigo El Bellotino de oro El Club de los Estetas Patéticos El Cosmonauta Eléctrico El Lissitzky el relato El Terrible Burgués Elena Cabrera Elisa Velasco Elvis Pérez Emerenciano Encuentros por la Humanidad y contra el Neoliberalismo Encyclopédie des Nuisances entrevistas Eugenio Castro Extraños con Linternas Fanzine Amano fanzines Fausto Grossi Fernando Aguiar Fernando García Delgado Fernando Márquez Fernando Martínez Fernando Millán fotografía Foucault Genealogía de la prensa marginal española Gil G. Wolman Giordano Genghini grafiti Grupo Redondo Grupo Surrealista de Madrid Gustav Metzger Guy Bleus Guy Debord Hakim Bey Hans Braumüller Huelga de arte Ibirico Inismo Internacional Situacionista J. Seafree Jean Terrosian Jesús Camarero John Bennett John Held Jr. Jorge Matamoros Jose Luis Campal José Luis Castillejo José Manuel Rojo José Manuel Vázquez Juan Angel Fernández García Juan Angel Sáiz Manrique Juan José Espinosa Vargas Julia Masvernat Kalvellido Kamen Nedev Karen Eliot Ken Knabb Kike Babas Kike Turrón Kiki de Noche Koldo Guinea komandos de acción kultural anónima (kks) La Compañía La Guerrilla La Más Bella La Voz de mi Madre Laboratorio Excéntrico Laura Baigorri Lautréamont Lesoj Literatura Gris Lluís Guiu Soler López de Ael Los Incontrolados Luis Navarro Luis Ruid Lusmore Luther Blissett Mabel Quiñones Macromassa Maite Barrera Maldeojo manifiestos Manuel Almeida e Sousa Manuel Portela Mari Luz Bermejo Merz Mail Miguel Amorós Miguel Guzmán Misola Dorela mitopoiesis Molero Prior Monty Cantsin muerte del arte Mumia Abu-Jamal Mundo Corvo música experimental Narradores de la red Nel Amaro Nelo Vilar neoísmo net art Nidia Palomo Nietzsche Nikolaus Marr No Copyright nombres múltiples Not Bored nuara nuevas tecnologías Obra/Abre Orfilia P. O. Box Paul Nougé Pedro Gonzalves Pere Foix Pere Sousa performance Phayum pintura plagiarismo poesía visual Poetas desenchufados Preiswert Arbeitskollegen Producciones Imposibles prospectos del Laboratorio psicogeografía radikales livres Raffaelle Gallucci Refractor Resistencia Vírica Ribota Richard Paget Robert Filliou Roger Sesan Sign'zine Silvia Díaz Chica Sotos Spencer Selby Stewart Home Stidna Timothy C. Mayo Tomás Caro TOTEM Traficantes de Sueños United Artists Of The Museum Vda. de Blissett Vicente Muñoz Victor Zygonov Vittore Baroni Von Beetfarmer DeBoring Vanaygum y Poe Vórtice Walter Benjamin Wilderness Wu Ming Yolanda Pérez Herreras zaj