Las imágenes nos envuelven y nos lanzan a la vida o a la muerte. Vivimos rodead@s de color, de formas, de tonalidades, de sombras, de contornos... vivir para ver.
La estética tiene un papel muy importante en nuestro día a día. Hay cosas bonitas y bellas y cosas feas y horrorosas, hay cosas bellas de tan feas que son y hay cosas horrorosas de tan bonitas. La imagen suele ser la primera percepción consciente de lo novedoso (por lo menos para l@s que podemos ver). Arte y anti-arte utilizan lo estético para expresar, comunicar o simplemente para que algo pueda ser contemplado. Muchas veces hay algo detrás de las imágenes, alguna vez hay algo en las imágenes, otras veces no hay nada.
Cualquier forma de control utilizará lo estético para atraer la mirada de las masas. Es posible emplear lo visual para cambiar lo establecido. Si es un mundo de luz y de color, de grandes personajes y espectáculos, somos capaces de cuestionar los pilares que sostienen el presente con una imagen cotidiana; con un gráfico mal fotocopiado, el futuro es nuestro.
La estética tiene un papel muy importante en nuestro día a día. Hay cosas bonitas y bellas y cosas feas y horrorosas, hay cosas bellas de tan feas que son y hay cosas horrorosas de tan bonitas. La imagen suele ser la primera percepción consciente de lo novedoso (por lo menos para l@s que podemos ver). Arte y anti-arte utilizan lo estético para expresar, comunicar o simplemente para que algo pueda ser contemplado. Muchas veces hay algo detrás de las imágenes, alguna vez hay algo en las imágenes, otras veces no hay nada.
Cualquier forma de control utilizará lo estético para atraer la mirada de las masas. Es posible emplear lo visual para cambiar lo establecido. Si es un mundo de luz y de color, de grandes personajes y espectáculos, somos capaces de cuestionar los pilares que sostienen el presente con una imagen cotidiana; con un gráfico mal fotocopiado, el futuro es nuestro.
Nota publicada en Amano 6 (1997)
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