La convocatoria de una HUELGA DE ARTE a cargo de LUTHER BLISSETT & KAREN ELIOT & MONTY CANTSIN (Barcelona, Madrid, 2000- 2001) tiene carácter de JUEGO GENERAL. Para participar en él el jugador no necesita desearlo. Pues no implica una jugada azarosa ni una decisión subjetiva del artista (nadie es artista, nadie es crítico ni público, si no es todas esas cosas a la vez) sino una emergencia necesaria de la historia con minúscula. El rol de cada uno en el juego viene dado por su propia decisión, y tendrá que analizar los cuadros y tendencias que confluyen en ella. No nos pasa inadvertido que el juego de la huelga se juega con los materiales del mundo consumista. Se accede a él tras un largo tránsito por el infierno de cada uno. Se ubica, por tanto, en la consumación de la esclerosis que sucede a un siglo sin historia. Tengamos la dignidad de afrontar el último embate de este tiempo oscuro no como un suicidio (habitáis, de todos modos, esa muerte), sino como la representación que objetiva y disuelve el fantasma finimilenar de la decadencia.
Pero a la vez que tomarnos conciencia de un sentido de continuidad cultural que hace a esta convocatoria distinta de tantas otras representaciones rituales del arte muerto, no olvidemos olvidar. El pliegue nos posee más que nosotros a él, y rescatar los viejos tópicos nada nos renueva. Nos hallamos, seguramente sin quererlo, en el lugar de la fractura. Olvidemos el pasado, por tanto, asimilando la historia. Cuántas veces impide a las cosas ser: tantas como el miedo arrebata el ser a las cosas. Lo nuevo, simplemente sucede. ¿Os queréis apartar de lo que sucede?
El juego general de la huelga recupera históricamente las movilizaciones de los noventa, pero se presenta como una circunstancia nueva con el valor añadido del presente y las estrategias de los nuevos movimientos sociales, sin sujeto y sin raíces. El juego general no es una convocatoria de arriba a abajo, no quiere ser un frente de acción difundido radialmente, sino una maniobra difusa de quienes la toman por suya. La violencia moderna no será salvaje y primitiva si no desea despertar los fundamentos más primitivos del poder, sino sutil e inteligente. El accionismo estético es vírico y no bélico, se incuba en el cuerpo social durante años, después se manifiesta corroyendo tejidos y canales y se transmite gracias a la promiscuidad de los medios. He aquí, diseñada por el contexto, la estrategia para la fundación de contextos de fuga.
Se habla de sociedad de la información. Estimáis la información como el único valor que puede suplantar al dinero; y bien, somos información. Aquí cobra aún otra dimensión la generalidad del juego, y es que no se circunscribe al ámbito restringido del arte-correo, ni siquiera del arte como parque reservado de especies civilizatorias en extinción. La huelga se manifiesta como hecho social y también político que interroga a la realidad en todos sus circuitos de definición. Y es ese interrogante el que ha de ser sostenido a pulso para que nadie lo vuelva a sumergir en el momento crítico de su emergencia histórica, desde luego no desde el silencio. Moratoria para reflexionar acerca del rol del artista, del poder político y de la crítica, y acerca de las respuestas ético-estéticas que el arte da a la vida; moratoria para cuestionar toda la historia del arte, denunciar el poder de los mass media y la espectacularización de la vida; moratoria como desobediencia cívica a los intereses que inhiben el intercambio entre culturas...
La huelga de arte como juego general y moratoria artística, que no estética ha sido contraída por Madrid, donde se llevarán a cabo diversas acciones en los próximos meses, así como en la red electrónica. Precisamos que se trata de la misma convocatoria realizada para Barcelona por Luther Blissett & Karen Eliot & Monty Cantsin, con la que comparte el diseño y la estrategia, manifestándose también como rechazo diferido a la reciente capitalidad cultural de Madrid y sus consecuencias.
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