Emitimos desde el taller de procesamiento y producción de signos de Industrias Mikuerpo a través del soporte AMANO. Sospechamos que existen todavía personas diferenciadas ocultas tras (confundidas con, enredadas entre) el manto de la cultura tejido desde y para la opinión pública. Estamos tratando de comunicar a esta hipótesis de supervivencia nuestros propios modelos de supervivencia.
Tenemos un problema: emitimos desde el circuito y para el circuito (único modo de conservar la independencia de criterio frente a las Escilas del mercado y los Caribdis de la oficialidad), pero nuestro propósito sigue siendo el de comunicar. Y quisiéramos comunicar no sólo lo sabido: es decir, de alguna manera quisiéramos informar. Pero soñamos con que la información no circule unívocamente de la realidad a los sujetos, sino que éstos puedan a su vez informar la realidad, relacionándose creativamente con ella en vez de lamentar pasivamente lo que tiene de frustrante. En definitiva: buscamos un lenguaje que sirva para expresar.
La dimensión expresiva del lenguaje resulta fundamental a la hora de especular sobre su origen, que es tanto como hacerlo sobre la cultura misma. Cuenta también como factor importante a la hora de describir los mecanismos realimentadores y regeneradores del sentido y del significado. Sin embargo la razón occidental contemporánea no fomenta la expresividad. No lo hace el uso instrumental del lenguaje que el modelo social competitivo del capitalismo favorece, la mecanización de la información, la distribución interesada de la misma debida a la institucionalización de los medios y su consecuente entrada en los juegos de poder y dominio social y la proliferación abusiva de signos e imágenes sin contenido real (sin sentido) desde la publicidad y el mercado. Nuestra cultura ha dado carácter de oficialidad a los usos estratégicos del signo y ha reducido los usos expresivos del lenguaje a situaciones de soledad incomunicada o de confidencialidad, emparentándolos con la locura y la culpa. Si le ha reconocido un estatus generativo a la expresividad con respecto a la producción de cultura ha sido dentro del ámbito de lo artístico, concebido como parque natural aislado de los fenómenos sociales y codificado para satisfacer impulsos lúdicos o fundamentar la tradición.
Poca gente es consciente de que del consumo de productos culturales en malas condiciones pueden derivarse consecuencias insanas para el buen uso de su cuerpo; de que la mayoría de los signos que circulan en los medios están peligrosamente inyectados de excipientes, edulcorantes y colorantes; de que el colesterol cultural se llama prejuicio.
La idea de publicar, desde el taller de procesamiento de Mikuerpo, una revista que atendiese a la expresividad del trazo en la creación literaria, tan desatendida por las instancias editoriales, puso de manifiesto la conveniencia de poner en circulación un soporte sígnico de modelos de comunicación alternativos (una especie de acta de intervenciones y manipulaciones expresivas). Así se fue consolidando el concepto de signzine, modelo inédito de percepción y producción de signos de cultura realizado sobre la base del "fanzine" (publicación marginal independiente), que podría definirse como un soporte en prensa especializado en el manejo y distorsión de los signos de cultura. El diálogo con un signzine implica alguna alteración en el manejo usual de la comunicación desde cualquiera de sus instancias.
AMANO pretende cubrir esta laguna de la prensa alternativa (en muchos casos conformada según modelos oficiales) y demostrar que existen maneras de implicar la praxis en la teoría. Además de atender ampliamente a los fenómenos expresivos marginales (grafiti, mail-art, performance, contrapublicidad, atentados estéticos, etc.), considera que la obra de arte (o, más propiamente, el signo expresivo) comienza en el instante de su distribución, por lo que se proyecta a sí misma como fenómeno estético en desarrollo. La novedad que instaura en la prensa marginal española consiste en que la interacción completa con la publicación requiere una toma de contacto casi físico con la misma, tanto a través de marcas sobre el soporte como de las intervenciones públicas en espacios marcados que Industrias Mikuerpo proyecta. La publicación elude los circuitos habituales de circulación. Ni acepta ni propone publicidad alguna, y planea distribuirse de modo exclusivo mediante acción directa en lugares y fechas previamente determinados y en las exposiciones temporales del catálogo Artesaldo. Es posible mantener un seguimiento continuo de los mensajes y actividades de Industrias Mikuerpo y acceder a los medios de producción de signos que gestiona mediante conexión a la red postal.
Tenemos un problema: emitimos desde el circuito y para el circuito (único modo de conservar la independencia de criterio frente a las Escilas del mercado y los Caribdis de la oficialidad), pero nuestro propósito sigue siendo el de comunicar. Y quisiéramos comunicar no sólo lo sabido: es decir, de alguna manera quisiéramos informar. Pero soñamos con que la información no circule unívocamente de la realidad a los sujetos, sino que éstos puedan a su vez informar la realidad, relacionándose creativamente con ella en vez de lamentar pasivamente lo que tiene de frustrante. En definitiva: buscamos un lenguaje que sirva para expresar.
La dimensión expresiva del lenguaje resulta fundamental a la hora de especular sobre su origen, que es tanto como hacerlo sobre la cultura misma. Cuenta también como factor importante a la hora de describir los mecanismos realimentadores y regeneradores del sentido y del significado. Sin embargo la razón occidental contemporánea no fomenta la expresividad. No lo hace el uso instrumental del lenguaje que el modelo social competitivo del capitalismo favorece, la mecanización de la información, la distribución interesada de la misma debida a la institucionalización de los medios y su consecuente entrada en los juegos de poder y dominio social y la proliferación abusiva de signos e imágenes sin contenido real (sin sentido) desde la publicidad y el mercado. Nuestra cultura ha dado carácter de oficialidad a los usos estratégicos del signo y ha reducido los usos expresivos del lenguaje a situaciones de soledad incomunicada o de confidencialidad, emparentándolos con la locura y la culpa. Si le ha reconocido un estatus generativo a la expresividad con respecto a la producción de cultura ha sido dentro del ámbito de lo artístico, concebido como parque natural aislado de los fenómenos sociales y codificado para satisfacer impulsos lúdicos o fundamentar la tradición.
Poca gente es consciente de que del consumo de productos culturales en malas condiciones pueden derivarse consecuencias insanas para el buen uso de su cuerpo; de que la mayoría de los signos que circulan en los medios están peligrosamente inyectados de excipientes, edulcorantes y colorantes; de que el colesterol cultural se llama prejuicio.
La idea de publicar, desde el taller de procesamiento de Mikuerpo, una revista que atendiese a la expresividad del trazo en la creación literaria, tan desatendida por las instancias editoriales, puso de manifiesto la conveniencia de poner en circulación un soporte sígnico de modelos de comunicación alternativos (una especie de acta de intervenciones y manipulaciones expresivas). Así se fue consolidando el concepto de signzine, modelo inédito de percepción y producción de signos de cultura realizado sobre la base del "fanzine" (publicación marginal independiente), que podría definirse como un soporte en prensa especializado en el manejo y distorsión de los signos de cultura. El diálogo con un signzine implica alguna alteración en el manejo usual de la comunicación desde cualquiera de sus instancias.
AMANO pretende cubrir esta laguna de la prensa alternativa (en muchos casos conformada según modelos oficiales) y demostrar que existen maneras de implicar la praxis en la teoría. Además de atender ampliamente a los fenómenos expresivos marginales (grafiti, mail-art, performance, contrapublicidad, atentados estéticos, etc.), considera que la obra de arte (o, más propiamente, el signo expresivo) comienza en el instante de su distribución, por lo que se proyecta a sí misma como fenómeno estético en desarrollo. La novedad que instaura en la prensa marginal española consiste en que la interacción completa con la publicación requiere una toma de contacto casi físico con la misma, tanto a través de marcas sobre el soporte como de las intervenciones públicas en espacios marcados que Industrias Mikuerpo proyecta. La publicación elude los circuitos habituales de circulación. Ni acepta ni propone publicidad alguna, y planea distribuirse de modo exclusivo mediante acción directa en lugares y fechas previamente determinados y en las exposiciones temporales del catálogo Artesaldo. Es posible mantener un seguimiento continuo de los mensajes y actividades de Industrias Mikuerpo y acceder a los medios de producción de signos que gestiona mediante conexión a la red postal.
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