por Hans Braumüller
Leyendo el artículo EL ARTE DE LA IDEOLOGÍA Y LA IDEOLOGÍA DEL ARTE en P.O.BOX nº 27 me sorprende encontrar en un medio que dedica al mundo abierto del arte alternativo de la comunicación (arte correo, arte del networking) una postura bastante reaccionaria.
No hay nada nuevo en la crítica de denunciar a los artistas de una sociedad como pequeños burgueses; una denuncia que en la historia del "socialismo real" llevó a muchos inocentes en el siglo 20 al exilio, prisión o muerte.
Exigir el rechazo a la creatividad es exigir la abolición de lo específicamente humano. Es justo la creatividad la que ayuda al ser humano a sobrevivir y evolucionar. Considerar a los humanistas como enemigos declarados es una intolerancia que me produce malestar. Creer poseer la verdad y tener recetas universales como la revolución proletaria o la lucha de clases, sin importar qué sucede cada segundo en nuestras vidas, es llevar el germen de la dictadura en la acción: todos son enemigos excepto los que creen lo mismo que ellos. Con esa actitud nada se puede construir, solo destruir.
Si nuestras diferencias prevalecen sobre nuestro interés común de mejorar y/o cambiar al mundo o nuestra sociedad nada sucederá, excepto el mantenimiento del status quo. Todo fluye, cambia, no se puede pensar que la sociedad o el estado sean algo estático, que se pueda destruir por medio de lanzar una bomba contra una oficina de la policía secreta; todos estamos inmersos en redes complejas de interacciones que crean un estado dinámico de nuestra sociedad en el mundo. Ya existe demasiada violencia, destrucción y guerras en este planeta para renunciara al acto positivo de la creación, que implicaría la huelga de arte.
Las mismas premisas ortodoxas siguen desplegando su olor añejo en los artículos DE DADA A LA LUCHA DE CLASES, DEL AUTOR A LA AUTORIDAD, LA COLOCACIÓN DEL ARTIISTA Y EL FIN DEL ARTE. La huelga de arte es en sí una contradicción, porque aunque plantea abolir el rol especial del artista, le atribuye una importancia tal al artista en sí que cree que si algunos creadores dejan de producir arte, esos nuevos artistas, en su nuevo rol de realizadores de la revolución social conducirán a las masas a la victoria gloriosa. Si alguien es artista y no un político tendrá sus razones personales, de acuerdo a sus aptitudes.
El artista es igual a los demás, y no puede tener más responsabilidad social que los otros sectores de la sociedad; en el arte se refleja el mundo en su actualidad y en su estructura de injusticia. Si bien es cierto que el sistema capitalista también se legitima a través del arte oficial, también es cierto que existen incontables proyectos artísticos que cuestionan al sistema capitalista. La contradicción no se puede resolver: hoy los dadaístas, como el movimiento punk, pertenecen al establishment en la historia oficial de la cultura occidental, siendo algunos considerados como vacas sagradas.
Por fin yo, uno de los trabajadores de las redes globales del arte de comunicación a distancia (arte correo) no puedo apoyar una huelga de arte, que plantea intensificar la guerra de clases. El arte correo practica tolerancia y dialogo con otros, crea arte a base de la comunicación, es en palabras del fallecido Guillermo Deisler "un sueño de paz”, no es una guerra o una lucha contra el fantasma "capitalismo”, es una construcción entre todos los que trabajan en la red. Para volver al tema central de mi ponencia, si bien estoy de acuerdo que el presente es absoluto, critico todo lo demás expuesto en el artículo EL DESEO EN RUINAS, que como todos los demás a los que me he referido aparecieron en el libro Neoism, plagiarism & praxis de Stewart Home.
Es la imaginación, la que nos faculta avanzar en el presente con una idea del futuro, es la creatividad que nos hace sobrevivir en un mundo de miseria, sea como artista o como un niño de la calle. Es el deseo que nos posibilita amar y desarrollar una vida con fuerza y energía. Al fin es el deseo, la creatividad y la imaginación quienes inyectan a nuestra lucha una energía poderosa de transformar nuestras relaciones sociales en un mundo más justo y digno para todos los seres humanos de nuestro planeta.
Publicado en el fanzine P.O.Box # 30 (julio-septiembre 1997).
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