Sign'zine # 3, diciembre 1996
Afrontar el testimonio de lo oscuro, la espesura, el roce con el propio cuerpo en cuanto signo de lo nefasto
En los últimos años me he permitido reconsiderar lo que estimaba valores auténticos del arte. Los cambios en los modos de vida actuales, propiciados por la influencia de los medios de comunicación y la tecnología, hacen que el comportamiento social esté impregnado de eclecticismo. En el mundo del arte éste se manifiesta en una clara saturación de imágenes.
El resultado de mis más recientes trabajos se presenta, en efecto, de una forma fragmentada, en la que utilizo una selección aleatoria y, aparentemente, arbitraria de elementos y reflejos. Por otro lado, la idea de generar un lenguaje propio me parece completamente superada. Considero que es mucho más enriquecedora la utilización de elementos considerados ajenos a dicho lenguaje. Ahora mismo me interesa una obra más impersonal, en la que se podría considerar que existe un claro abandono del concepto de "autor" como sujeto al que es imputable la obra artística.
A pesar de ello, he tratado de hacer ver que los cambios sociales no pueden ser tan profundos como en algunos casos se pretende. Detrás de esa aparente colección inconexa de imágenes cotidianas del cine, de la televisión, de la publicidad, del arte en el sentido más tradicional del término, trato de expresar la propia visión de la realidad en el sentido más personal e íntimo. Con la utilización del contraste entre los distintos elementos simbólicos elegidos, pretendo poner al espectador ante una nueva realidad ajena a la reflejada en cada una de las imágenes individualmente consideradas. En lo cotidiano existe, muchas veces, una especie de realidad larvada y subliminar cuyo verdadero significado nos cuesta reconocer. Mi preocupación se centra en tratar de descubrir lo que de bello, pero al mismo tiempo de inquietante y, en cierta forma, de "malvado" late detrás de ello.
El resultado de mis más recientes trabajos se presenta, en efecto, de una forma fragmentada, en la que utilizo una selección aleatoria y, aparentemente, arbitraria de elementos y reflejos. Por otro lado, la idea de generar un lenguaje propio me parece completamente superada. Considero que es mucho más enriquecedora la utilización de elementos considerados ajenos a dicho lenguaje. Ahora mismo me interesa una obra más impersonal, en la que se podría considerar que existe un claro abandono del concepto de "autor" como sujeto al que es imputable la obra artística.
A pesar de ello, he tratado de hacer ver que los cambios sociales no pueden ser tan profundos como en algunos casos se pretende. Detrás de esa aparente colección inconexa de imágenes cotidianas del cine, de la televisión, de la publicidad, del arte en el sentido más tradicional del término, trato de expresar la propia visión de la realidad en el sentido más personal e íntimo. Con la utilización del contraste entre los distintos elementos simbólicos elegidos, pretendo poner al espectador ante una nueva realidad ajena a la reflejada en cada una de las imágenes individualmente consideradas. En lo cotidiano existe, muchas veces, una especie de realidad larvada y subliminar cuyo verdadero significado nos cuesta reconocer. Mi preocupación se centra en tratar de descubrir lo que de bello, pero al mismo tiempo de inquietante y, en cierta forma, de "malvado" late detrás de ello.
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