Enchúfate a la red y crea la noticia. [Amano # 1]
Cada número de Amano planteaba nuevas propuestas de acción. El sentido en el que iban evolucionando estas nuevas propuestas iba abriendo también nuevas fases en el desarrollo del proyecto. En un primer momento se intentó constituir una red autogestionaria de creación e intercambio simbólico sin fuertes directrices ideológicas. Se investigaron nuevos formatos de producción de signos rápidos y baratos (electrografía, pintadas, decollage) y se abrió un espacio para canalizar un flujo invertido de información con la intención de producir torrentes de ideas. Su dinámica era completamente abierta, se invitaba a todos a participar. Se programaban "intervenciones en el espacio" en locales alternativos de Madrid y otras ciudades que procuraban ser materializaciones de la revista. En realidad, la revista impresa era un mero soporte de lo que sucedía en este "encuentro incongruente". Los creadores concurrían con sus propuestas. El modelo eran las redes de mail-art, sobre las que establecimos también un nodo muy activo, pero se intentaba también dar cuerpo a estas redes mediante los encuentros y la generación de vínculos afectivos. Suponíamos que de este caldo de cultivo, fertilizado por la ruptura de fronteras entre creador y receptor, entre obra y vida, podían surgir las nuevas propuestas.
La lista de creadores que aportaron “arte para la red” en estos primeros encuentros es interminable, ya que nadie acudía a ellos como mero espectador. Entre quienes conformaban el núcleo duro del proyecto era además frecuente el uso de seudónimos y la construcción de personajes virtuales. El mismo espacio reunía grupos de música, exposiciones, instalaciones, proyecciones de vídeo y performances vivas. Un programa de Tele-K definió el ambiente que se generaba allí como una especie de “Carmina Burana”, y en cualquier caso creo que constituía un buen antecedente del frikismo contemporáneo (o una secuela descompuesta de la Movida). La parte plástica o expositiva giraba en torno a un irónico mercadillo de arte saturado de oferta. Los precios eran apenas simbólicos y la adquisición de alguna pieza daba lugar a un homenaje por todo lo alto hacia el improbable comprador.
ArteSaldo es un modelo de intervención mercantil que ironiza con la situación de una oferta estética forzada a competir con las grandes superficies comerciales y los bazares chinos. Se trata de una experiencia cooperativa de artistas independientes que juegan a prescindir utópicamente de las figuras parásitas del mercado artístico y de los planteamientos hipócritas que lo sostienen. El catálogo se expone y abre su mercadillo de arte tirado exclusivamente a través de las intervenciones físicas fugaces en espacios marcados llevadas a cabo por industrias mikuerpo. [Amano # 1]
En la órbita de mikuerpo, y como resultado de los vínculos generados entre quienes acudían a los encuentros, surgió también un equipo de producción audiovisual llamado ExCL (Extraños Con Linternas), que se encargó de documentar las intervenciones y llegó a rodar dos cortometrajes de escasa “proyección”: Kabezakapada y Eva Tornado.
Es preciso destacar, dentro de esta iniciativa, la intensa actividad del polifacético artista y activista gay César Otero (a.k.a. Loly y Blank@ Pork@), animador fundamental del proyecto en aquellos primeros años, quien no sólo aportó al catálogo numerosos objetos irónicos, transgresores, en ocasiones obscenos, sino que asumió la tarea de incluir obra original en cada ejemplar de la revista y de animar los encuentros. Para el # 2 elaboró 200 bolsitas herméticas de recortes de papel recogido en las papeleras de las fotocopiadoras y las incorporó a cada uno de los ejemplares bajo el título No Sirve. Cada ejemplar del # 4 incluía una tarjeta elaborada por Otero a partir de restos de carteles “decolageados” por el tiempo o la intervención de agentes anónimos.
El acto decolagista desenvuelve la memoria reciente y la entrega al acto perceptivo bajo la forma de una violenta sincronía. Oponiéndose a la vivencia convencional de la moda desvela que el tiempo es siempre la misma cosa y el cambio una superposición de máscaras. El decolagista es el desenmascarador por excelencia, de ahí que apenas tenga nombre o voluntad de creación. Nadie sabe quién es; nadie lo ha visto. El gesto de César Otero inserta un nuevo nivel en esta manifestación de arte urbano y suburbano: rastrea sus huellas y las congela en mónadas de tamaño uniforme equivalentes a un 'momento sensorial', de manera que cristaliza en 'conceptos' abstractos, de referente no establecido, lo llamado a transmitirse azarosamente a las subconsciencias antes de proseguir su continua metamorfosis. Es por ello que, en cuanto acto artístico, no se limita tan sólo a expresar una vivencia estética momentánea, sino que invita a reflexionar sobre los mecanismos a través de los cuales ha llegado a producirse. [Amano # 5, febrero 1997]
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