La II intervención de industrias MIKUERPO aconteció en la Sala La Asociación (Sierra Carbonera, 32) el 3 de diciembre de 1995 con actuación de Blues Visto, presentación ante la red de Kabezakapada, de los EXtraños, y del diaporama Y sales... como todas, de Kiki de Noche. El ambiente cálido y juvenil contrastó con la fría y deprimente intervención en Cuenca. La exposición colectiva se instaló unos días antes y estuvo hasta febrero con la participación de nueve artistas. Miguel Sotos presentó dos óleos (del fondo MIKUERPO) y una excusa. Los cuadros eran El saltador de balcones (1986) y La góndola de Karonte (1991) y corresponden a una etapa más expresionista y arrebatada que la que ahora cultiva. La excusa era por haberse dejado en casa uno de sus últimos trabajos. Sabemos que está trabajando como un animal humano y que es bastante factible que pronto podamos ver su obra expuesta en el castillo de Belmonte, epicentro de sus últimas obsesiones. Orfilia expuso cuatro trabajos sobre soportes hallados en las basuras en clave onírica y mística, jugando con arquetipos que emergen espontáneamente de sí misma y del propio soporte en el proceso de creación. Después los cuadros se trasladaron a la sala El Espejo en la calle Juan Pantoja de Madrid, donde anuncia para dentro de muy pronto una exposición de estos artefactos fascinantes. Tenemos ganas de que Eulogio, que ayudó a montar, exponga sus inquietantes esculturas para la red. También nos pican la curiosidad los libros de artista sobre los que está trabajando.
Orfilia
Antonio Cantarero repite con cinco fotografías más (y aún nos quedan): Torres de Colón, Mendigo, Sin título, Gioconda y Fachada, todas en blanco y negro, como las de Cristina R. Alcalá, de Kiki de Noche, que rescató dos retratos femeninos: Metálica y Los hilos de María; y Ana de España, que expuso un retrato inquietante de Ninguno de Vosotros. Jorge Matamoros montó a última hora una acción dadá: Expositor con alimentos estéticamente adulterados, cuya leyenda reproducimos, insistiendo en las consecuencias fisiológicas del consumo de cultura en mal estado, de las que advertíamos en nuestro editorial fundacional. Jose Manuel Vázquez realizó sobre un sólo soporte, previo estudio del espacio, una demonología que fue poco después destruida para completar el exorcismo en el que consistía la obra, absolutamente trabada con su desarrollo personal. La exposición se completaba con un cuadro de Francisco Cordero y dos aportaciones de Miguel Guzmán, de Blues Visto: una escultura sobre una guitarra rota que proyectaba la imagen del espectador, titulada Mueve tus manos, y un idealista proyecto arquitectónico de Refugio para un hombre sólo y débil en medio de la Gran Vía. Heterogeneidad de propuestas para un movimiento social que no busca crear escuela, sino liberar los canales de expresión estética. Una sóla ausencia: la de César Otero, que estaba en la Patagonia (viendo ballenas). En cuanto volvió, montó Blank@ Pork@, su último personaje, en otro local.
Antonio Cantarero repite con cinco fotografías más (y aún nos quedan): Torres de Colón, Mendigo, Sin título, Gioconda y Fachada, todas en blanco y negro, como las de Cristina R. Alcalá, de Kiki de Noche, que rescató dos retratos femeninos: Metálica y Los hilos de María; y Ana de España, que expuso un retrato inquietante de Ninguno de Vosotros. Jorge Matamoros montó a última hora una acción dadá: Expositor con alimentos estéticamente adulterados, cuya leyenda reproducimos, insistiendo en las consecuencias fisiológicas del consumo de cultura en mal estado, de las que advertíamos en nuestro editorial fundacional. Jose Manuel Vázquez realizó sobre un sólo soporte, previo estudio del espacio, una demonología que fue poco después destruida para completar el exorcismo en el que consistía la obra, absolutamente trabada con su desarrollo personal. La exposición se completaba con un cuadro de Francisco Cordero y dos aportaciones de Miguel Guzmán, de Blues Visto: una escultura sobre una guitarra rota que proyectaba la imagen del espectador, titulada Mueve tus manos, y un idealista proyecto arquitectónico de Refugio para un hombre sólo y débil en medio de la Gran Vía. Heterogeneidad de propuestas para un movimiento social que no busca crear escuela, sino liberar los canales de expresión estética. Una sóla ausencia: la de César Otero, que estaba en la Patagonia (viendo ballenas). En cuanto volvió, montó Blank@ Pork@, su último personaje, en otro local.
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