Declaración del Movimiento Surrealista Internacional (grupos de Madrid, París, Estocolmo, Leeds y Praga) a propósito de la Marcha de Parados a Amsterdam de 1997. Publicada en el fanzine Amano # 8.
El 12 de abril de 1997, desde las cuatro esquinas de Europa, los parados se pondrán en marcha desde el círculo polar ártico o desde Sarajevo, desde Marruecos o Irlanda. Se han citado en Amsterdam el 14 de junio. Ese día, ante la conferencia intergubernamental europea, los parados manifestarán su cólera, su revuelta, su deseo de otra sociedad.
Estas marchas son un desafío al capitalismo, a su todopoderoso poder político, económico e ideológico. Si los manifestantes pueden parecer dispares en sus reivindicaciones, unos exigiendo el derecho al trabajo, otros con la consigna de la abolición del asalariado, todos piden la redistribución masiva de las riquezas.
El 1º de mayo será testigo de la abolición simbólica de las fronteras: por desgracia, no serán más que las fronteras europeas, no será más que una abolición simbólica, pero para los que rechazamos todas las fronteras este 12 de mayo será la negación de todos esos nacionalismos que pretenden de nuevo colonizar el imaginario.
Estos manifestantes atravesarán ciudades de las que los fascistas se creen los señores, acogidos por quienes dirigen la lucha contra la peste negra, demostrando con ello que es mediante las luchas sociales como puede ser vencido de una manera real su partido.
Estas marchas no sólo manifiestan el rechazo de la Europa de Maastricht y de Schengen, también son un portazo en las narices a los recuperadores social-demócratas que jugando la carta de la Europa social, están listos, en cada país, para administrar la explotación, y aprueban, como los liberales, la construcción de un estado europeo, soberbia herramienta de un capitalismo sin fronteras.
Solidarios con los indios de Chiapas, con las luchas de los asalariados de Corea del Sur y otras partes, los manifestantes quieren dejar constancia de que el internacionalismo ha resurgido, y que ya es hora de superar la conciencia parcelada de esta pseudo-identidad europea.
Son una patada en el culo al racismo, a la miseria; estos hombres y mujeres durante sus recorridos atravesarán ciudades y lugares donde la solidaridad se reinventa y donde se imaginan otros lazos sociales.
Lejos de corporativismos, lejos de las trampas que proponen los sindicatos o los partidos socialdemócratas, otros sindicatos, asociaciones e individuos, libres de cualquier atadura afirman alto y claro la necesidad de terminar con el Capital. Lejos de las divisiones políticas, los dogmas van a vérselas con multiples cuestionamientos.
Aquellos de los que ningún rico quiere escuchar la voz, aquellos que se toman y se tiran, explotados o indocumentados, aquellos cuya conciencia es el blanco de todas las cretinizaciones mercantiles, ideológicas o religiosas se apresuran a reconocerse mucho más numerosos y más determinados que hace tres años.
Si algunos se ríen sarcásticamente acordándose de los antiguos caminos de Santiago, es porque no ven que tanto aquí como allá, se inventan nuevas formas del mito libertario, es porque no han sabido nunca ver más allá del horizonte cerrado de su doctrina. Utopistas impacientes por experimentar que la verdadera vida está más allá de la idolatría al trabajo, a la mercancía o a la patria, los manifestantes trazan de nuevo caminos iniciáticos.
Damos la bienvenida a este movimiento del que nos consideramos parte.
por Movimiento Surrealista Internacional
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El 12 de abril de 1997, desde las cuatro esquinas de Europa, los parados se pondrán en marcha desde el círculo polar ártico o desde Sarajevo, desde Marruecos o Irlanda. Se han citado en Amsterdam el 14 de junio. Ese día, ante la conferencia intergubernamental europea, los parados manifestarán su cólera, su revuelta, su deseo de otra sociedad.
Estas marchas son un desafío al capitalismo, a su todopoderoso poder político, económico e ideológico. Si los manifestantes pueden parecer dispares en sus reivindicaciones, unos exigiendo el derecho al trabajo, otros con la consigna de la abolición del asalariado, todos piden la redistribución masiva de las riquezas.
El 1º de mayo será testigo de la abolición simbólica de las fronteras: por desgracia, no serán más que las fronteras europeas, no será más que una abolición simbólica, pero para los que rechazamos todas las fronteras este 12 de mayo será la negación de todos esos nacionalismos que pretenden de nuevo colonizar el imaginario.
Estos manifestantes atravesarán ciudades de las que los fascistas se creen los señores, acogidos por quienes dirigen la lucha contra la peste negra, demostrando con ello que es mediante las luchas sociales como puede ser vencido de una manera real su partido.
Estas marchas no sólo manifiestan el rechazo de la Europa de Maastricht y de Schengen, también son un portazo en las narices a los recuperadores social-demócratas que jugando la carta de la Europa social, están listos, en cada país, para administrar la explotación, y aprueban, como los liberales, la construcción de un estado europeo, soberbia herramienta de un capitalismo sin fronteras.
Solidarios con los indios de Chiapas, con las luchas de los asalariados de Corea del Sur y otras partes, los manifestantes quieren dejar constancia de que el internacionalismo ha resurgido, y que ya es hora de superar la conciencia parcelada de esta pseudo-identidad europea.
Son una patada en el culo al racismo, a la miseria; estos hombres y mujeres durante sus recorridos atravesarán ciudades y lugares donde la solidaridad se reinventa y donde se imaginan otros lazos sociales.
Lejos de corporativismos, lejos de las trampas que proponen los sindicatos o los partidos socialdemócratas, otros sindicatos, asociaciones e individuos, libres de cualquier atadura afirman alto y claro la necesidad de terminar con el Capital. Lejos de las divisiones políticas, los dogmas van a vérselas con multiples cuestionamientos.
Aquellos de los que ningún rico quiere escuchar la voz, aquellos que se toman y se tiran, explotados o indocumentados, aquellos cuya conciencia es el blanco de todas las cretinizaciones mercantiles, ideológicas o religiosas se apresuran a reconocerse mucho más numerosos y más determinados que hace tres años.
Si algunos se ríen sarcásticamente acordándose de los antiguos caminos de Santiago, es porque no ven que tanto aquí como allá, se inventan nuevas formas del mito libertario, es porque no han sabido nunca ver más allá del horizonte cerrado de su doctrina. Utopistas impacientes por experimentar que la verdadera vida está más allá de la idolatría al trabajo, a la mercancía o a la patria, los manifestantes trazan de nuevo caminos iniciáticos.
Damos la bienvenida a este movimiento del que nos consideramos parte.
París 8 de abril de 1997
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