por Karen Eliot
Dada la total colonización de la vida cotidiana por el Capital, nos vemos forzados a hablar el lenguaje recibido de los medios. Siempre ha sido imposible dar una expresión coherente a los pensamientos y prácticas que se oponen a la ideología dominante. Sin embargo, nosotr@s no buscamos la creación de nuevos lenguajes. Una manera tal de actuar está condenada al fracaso y cae en manos del Capital (mediante el refuerzo de los mitos de la 'originalidad' y la 'creatividad individual'). En lugar de eso, nosotr@s apuntamos a reinventar el lenguaje de quienes tratan de controlamos.
Aunque refutamos el concepto de 'originalidad', no encontramos problemático que la idea de plagio implique un original. Aunque creemos que toda la 'creatividad humana' es acumulativa (es decir, que todas las innovaciones se construyen sobre la suma total de lo que ha venido antes) no es nuestro problema si existe, en el pasado, un 'punto de origen'. Nosotr@s no podemos dar cuenta de ese 'punto original' y no perderemos nuestro tiempo haciendo especulaciones filosóficas acerca de tales irrelevancias.
El plagio es el punto negativo de una cultura que encuentra su justificación ideológica en el 'único'. En efecto, sólo a través de la creación de 'identidades únicas' puede tener lugar la mercantilización. Así, la búsqueda sin éxito por parte de los 'artistas modernos' de un lenguaje nuevo y universal debería verse como la más alta expresión del proyecto capitalista. Sin embargo, esto no implica de ninguna manera que el 'post-modernismo' sea más 'radical' que su precursor. Ambos movimientos fueron simplemente etapas de una sola trayectoria. Tales desarrollos reflejan la capacidad del sistema para recuperar acciones y conceptos que en el pasado amenazaron su propia constitución. La 'apropiación post-modema' es muy diferente al plagio. Mientras la teoría post-modema asegura falsamente que ya no hay ninguna realidad básica, el plagiarista sabe que el Poder es siempre una realidad en una sociedad histórica.
Hay dos tipos de post-modemos. El primero es el de los cínicos que entienden el proceso ideológico en el que ell@s juegan un papel menor y lo manipulan para su ganancia personal. El segundo es el de los ingenuos. Bombardeados por las imágenes de los medios creen que toda la 'normalidad' cambiante presentada por la prensa y la TV constituye una pérdida de 'realidad'. El plagiarista, por el contrario, conoce el papel que juegan los medios al enmascarar los mecanismos de poder y trata activamente de trastornar esta función.
Al reconstituir las imágenes dominantes, al subjetivizarlas, apuntamos a crear una 'normalidad' más adecuada a nuestras necesidades que la pesadilla mediática dictada por el Poder. Sin embargo, nunca hemos imaginado que esto pueda lograrse solamente a través de exposiciones en 'galerías'. Las actitudes que se usan para vender jabón en polvo están poderosamente aferradas a nuestra conciencia precisamente porque las imágenes asociadas a ellas son las más reproducidas por los medios. Para que una imagen sea efectiva necesita la reproducción continua en la prensa y en la TV. La única alternativa viable a nuestra estrategia de exhibición de las imágenes reconstituidas por el proceso de plagiarismo es la destrucción física de las estaciones de transmisión y de la tecnología de imprenta.
[ Texto publicado originalmente en inglés en el catálogo que acompañaba a la exposición Desire in ruins. Transmission Gallery, Glasgow, mayo 1987. Traducción española de publicada en radikales livres # 3 (Madrid, 1998).]
Aunque refutamos el concepto de 'originalidad', no encontramos problemático que la idea de plagio implique un original. Aunque creemos que toda la 'creatividad humana' es acumulativa (es decir, que todas las innovaciones se construyen sobre la suma total de lo que ha venido antes) no es nuestro problema si existe, en el pasado, un 'punto de origen'. Nosotr@s no podemos dar cuenta de ese 'punto original' y no perderemos nuestro tiempo haciendo especulaciones filosóficas acerca de tales irrelevancias.
El plagio es el punto negativo de una cultura que encuentra su justificación ideológica en el 'único'. En efecto, sólo a través de la creación de 'identidades únicas' puede tener lugar la mercantilización. Así, la búsqueda sin éxito por parte de los 'artistas modernos' de un lenguaje nuevo y universal debería verse como la más alta expresión del proyecto capitalista. Sin embargo, esto no implica de ninguna manera que el 'post-modernismo' sea más 'radical' que su precursor. Ambos movimientos fueron simplemente etapas de una sola trayectoria. Tales desarrollos reflejan la capacidad del sistema para recuperar acciones y conceptos que en el pasado amenazaron su propia constitución. La 'apropiación post-modema' es muy diferente al plagio. Mientras la teoría post-modema asegura falsamente que ya no hay ninguna realidad básica, el plagiarista sabe que el Poder es siempre una realidad en una sociedad histórica.
Hay dos tipos de post-modemos. El primero es el de los cínicos que entienden el proceso ideológico en el que ell@s juegan un papel menor y lo manipulan para su ganancia personal. El segundo es el de los ingenuos. Bombardeados por las imágenes de los medios creen que toda la 'normalidad' cambiante presentada por la prensa y la TV constituye una pérdida de 'realidad'. El plagiarista, por el contrario, conoce el papel que juegan los medios al enmascarar los mecanismos de poder y trata activamente de trastornar esta función.
Al reconstituir las imágenes dominantes, al subjetivizarlas, apuntamos a crear una 'normalidad' más adecuada a nuestras necesidades que la pesadilla mediática dictada por el Poder. Sin embargo, nunca hemos imaginado que esto pueda lograrse solamente a través de exposiciones en 'galerías'. Las actitudes que se usan para vender jabón en polvo están poderosamente aferradas a nuestra conciencia precisamente porque las imágenes asociadas a ellas son las más reproducidas por los medios. Para que una imagen sea efectiva necesita la reproducción continua en la prensa y en la TV. La única alternativa viable a nuestra estrategia de exhibición de las imágenes reconstituidas por el proceso de plagiarismo es la destrucción física de las estaciones de transmisión y de la tecnología de imprenta.
[ Texto publicado originalmente en inglés en el catálogo que acompañaba a la exposición Desire in ruins. Transmission Gallery, Glasgow, mayo 1987. Traducción española de publicada en radikales livres # 3 (Madrid, 1998).]
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